sábado, 11 de septiembre de 2010

No soy Ana. No soy Mía. Soy Victoria.

No soy Ana, así que no sé si es verdad (como afirman los psicólogos y como he descubierto en varios blog) que las Ana se odian a sí mismas. Yo no me odio; me amo, soy mi prioridad. Es por eso que quiero ser lo mejor y lo más feliz que pueda. Tengo 22 años y soy una mina linda, inteligente, divertida, talentosa. Hace nueve meses era linda, inteligente, divertida y talentosa, pero midiendo 1.60 pesaba 60 kilos. Tenía un moderado sobrepeso, era “rellenita”. ¿Tan terrible era eso? Sí. No es el momento para hablar de todas las razones por las que eso me hacía sufrir, pero me imagino que cualquiera de ustedes, chicos y chicas que tienen o han tenido algunos (o muchos) kilos de más, puede entender lo mal que me sentía. Hace nueve meses no tenía fuerza de voluntad, amaba la comida y odiaba el ejercicio. Me sentía insignificante, fea e impotente. Entonces decidí cambiar.

Hoy peso 51,9 kilos. Soy una mina linda, inteligente, divertida, talentosa y regia. Eso era lo que me faltaba. Me siento bien. Mi vida ha cambiado, pero pongan atención: no es sólo el hecho de ser flaca (algunos pensarán que todavía estoy bastante gorda; mi meta son 49 kilos). No es sólo que ahora la gente me mire con otros con ojos, de hecho hay algunos –seguro que ustedes también lo han vivido– que me recriminan estar “demasiado” flaca. Envidia pura. Lo que ha cambiado mi vida es el hecho de que ahora me siento feliz conmigo misma, que siento seguridad, que puedo quitarle el aliento a alguien que sólo me ve pasar, cuando antes sólo podía pasar si me escuchaban hablar. Ahora puedo ponerme la ropa hermosa que siempre quise sin miedo. Ahora puedo sentarme con mis amigos sin pensar “soy la amiga fea, soy la amiga gorda, no me saquen fotos porque parezco un chancho”. Ahora puedo pararme cada mañana frente al espejo y sonreír porque mi cuerpo es casi tan hermoso como mi interior.

He leído muchos blogs pro-ana y pro-mía, e incluso las más acérrimas defensoras de estos estilos de vida declaran en esas páginas “este es un camino de dolor, es no quererte a ti misma, es llorar cada noche, es apartarte de todo el mundo”. No censuro esas páginas; las respeto y comparto muchos de sus puntos de vista, sigo visitándolas casi a diario porque en muchas cosas las admiro. Pero la historia que yo les quiero contar en este blog no es una historia de sufrimiento y dolor; es una historia llena de colores. Cuando me acuesto, me quedo dormida con una gran sonrisa.

Yo creo que la perfección no existe (ya hablaré de eso otro día), pero los invito a alcanzar la ♥VICTORIA♥.

3 comentarios:

  1. Prinz, que linda forma de pensar...inigualable...Besitos!!!

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  2. holaaa Victoria buen nombre me gustó tu forma de pensar creo que pienso parecido, no hay porque odiarse!! yo me amo! tengo una historia parecida a la tuya!! sienpre fuy delgada y con buen cuerpo mido 1.60 pesava promedio 52, siempre quise menos si, pero un tiempo estuve en 54 era demasiado me sentia gorda demasiado, pero adelgaze sin pensarlo creia querer 50 kilos, pero me vi en 49 luego 48 por las mañanas 47.6 y podia comer lo que quisiera ahi me dava licensias, luego denuevo empese a subir y ahora estoy en 49.5 en las mañanas y kiero menos.. un kilito menos que sea aveces llo bajo luego lo subo... asi me voy pero me an llegado comnentarios feos como estas demasiado flaca te vei mal ... puras envidiosas que se desian mis amigas, pero a su ves me las encuentro con su rollito lamentandose y mirandome con envidiaaa no hai sensacion mas rica qe sentirse envidiada por las mujeres y codiciada por los hombres (Y) sige asiii estoy segura que estas preciosa
    mandame tu correo o agregame para que charlemos

    saludos Victoria

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  3. hola victoria me encanto lo q escribiste y tienes mucha razon en lo de la perfeccion. Mucho animo q a casi no t qda nada :)

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